Autor: Rafael Martínez Fanegas. 
Relato ganador del Concurso de Relato Corto de Peñagrande 2020 – Categoría Adultos. 

Recuerdo a mi abuelo con absoluta nitidez, como si estuviese viéndolo en la actualidad. Vendía sus libros antiguos usando un carrito de transporte a modo de pequeño puesto ambulante cerca de su casa, en Madrid, en la histórica calle del Conde de Romanones, en el barrio de Embajadores.

Debo decir que la actividad que más le gustaba a mi abuelo no era vender libros, sino restaurarlos en su casa, comentando, con cariño, que a ellos no les gustaba que los vieran así, deseaban recuperar el aspecto que tenían de jóvenes.

Hubo un momento en que la energía de la que mi abuelo había hecho gala todos aquellos años estaba disminuyendo a pasos agigantados y, por ese motivo, los habitantes del carrito de libros no sólo no habían aumentado, sino que disminuían poco a poco, como si quisieran mantenerse fieles a su protector hasta el último
momento.

Es en estos momentos cuando me viene al corazón el recuerdo imborrable de un carrito de libros empujado por una buena persona que me sonríe satisfecho y observo, con una inmensa alegría, que el carrito está vacío y todos sus habitantes duermen tranquilos en sus hogares, que son los nuestros.

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